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Una campaña intolerable

La campaña electoral, desde el punto de vista de la cobertura periodística, deja mucho que desear. Escasísimos contactos de los candidatos con los sufridos informadores que les siguen en su periplo –unos quince mil euros de coste para cada medio que envía un informador–; un solo debate ‘cara a cara’ que, encima, cuesta medio millón de euros (¿en qué se gasta esa cantidad?); muy pocas comparecencias verdaderamente ‘participativas’ desde el punto de vista informativo…La campaña no puede ser más clásica y, por tanto, más obsoleta: minutaje  de entrevistas tasado por los partidos y por la Junta Electoral para los medios públicos, imágenes ‘cedidas’ por los partidos a las televisiones, sin posibilidad de filmar otra cosa.

Y ¿dónde queda el uso de Internet? En los mensajes tweets que los funcionarios de los partidos fabrican para su candidato, en la invasión de redes sociales (no me digas que tú no te ves abrumado por la presencia de las formaciones políticas que te lanzan sus mensajes). Nada de utilizar lo que de participativo e informativo tiene la Red. Primero abandonaron sus blogs, que casi ninguno escribía personalmente, ahora copan, con sus ‘aparatistas’ , la Red, que, por cierto, es algo que los dirigentes entienden mal o nada…

Creo que todo eso debería cambiar. El papel del periodista no puede ser el de un micrófono ambulante. Tienen razón los de TVE cuando constantemente protestan por el trato que les dan unos partidos que no se fían de los periodistas. Y así sale la cosa: anoche, en 24h, tuvimos, en hora y media de programa informativo, que sufrir tres minutos cada uno a un representante de Esquerra, a otro de UPyD, otro de Coalición Canaria , otro del PNV y otra de ya no recuerdo de qué, me parece que del Bloque, lanzando sus peroratas, y cuidado señor periodista con hacer preguntas molestas…

Así todas las noches: los partidos deciden a quiénes llevan y casi casi lo que se les puede y no se les puede preguntar. Estamos, desde el punto de vista de lo que yo entiendo que debe ser la profesión que hemos abrazado, en plena regresión.

FJ

  1. 6 noviembre, 2011 a las 14:31

    Magnífico análisis. Los periodistas nos convertimos durante la campaña electoral en un mero altavoz (aún más de lo habitual) de los mensajes que quieren ‘colar’ desde los partidos políticos. Y lo peor es que se hace poco o nada por evitarlo.

    Los aparatos de las grandes formaciones políticas tienen todo bajo un control absoluto que resta credibilidad a los candidatos y posibilidad de desarrollar un trabajo digno a los profesionales de la comunicación.

  2. 11 noviembre, 2011 a las 12:28

    En realidad, señores, los que se ve en la campaña, incluyendo las cabeceras audiovisuales de los partidos, no es periodismo. Se llama, desde siempre, propaganda. Es lamentable que los medios acepten esas informaciones y que las emitan. Siento vergüenza corporativa.

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